domingo, 17 de mayo de 2015

YA ESTÁ AQUÍ!!

Hola a todos!
Cómo ya os había prometido desde hace bastante tiempo, aquí tenéis nuestro cuento!
Nos hemos centrado en dos valores que creemos bastante importantes en la actualidad y sobretodo en el ámbito de la educación, estos son, la inclusión y la empatía y confianza. Espero que os guste!

Glimmer, el árbol de los sueños



A lo largo del tiempo solía pensar que todos cuidábamos de todo lo que se encontraba a nuestro alrededor.
No pensé que por ser seres incapaces de movernos, la vida pasara sin que ellos, los habitantes de la Tierra, se dieran cuenta de que lo esencial era invisible a sus ojos.
Mi nombre es Glimmer, llevo 373 años soñando el mismo sueño. Es un sueño continuo, es decir, al dormirme por la noche y empezar a soñar, el sueño sigue en el punto que se quedó la noche anterior. Dos historias revoloteaban constantemente por mis ramas.
Empezaré contándoos la primera:
“Un día más, el estanque de la zona amanecía lleno de criaturas, grandes y pequeñas; pero todas procedían de la misma familia y tenían el mismo color. Oxom, un pequeño ser de colores que vivía en las montañas junto al estanque, veía como cada día se reunían todos en el estanque y disfrutaban nadando y jugando, pero él tenía miedo, sabía que no era como todos los demás.
Pasaban los días y Oxom cada día estaba más triste, no tenía más ideas para conseguir ir a jugar con los demás. Les observaba a cada rato, se sabía sus nombres, sus juegos preferidos y cada vez estaba más ansioso por ir a jugar con ellos.
Una noche, cansado de estar solo y aburrido, Oxom tuvo una idea: decidió irse a jugar al estanque aprovechando la oscuridad para que los demás no vieran sus colores. Jugó durante toda la noche, disfrutó con los demás y los demás disfrutaron con él.
Pirlton, una especie de pato azul que habitaba en el estanque, quedó fascinado con lo divertido que era Oxom, y le invitó a volver a jugar al estanque al día siguiente, animándole a que viniera más a menudo. Oxom respondió que sí sin dudar; se lo había pasado demasiado bien.
Al llegar a casa, Oxom fue consciente de que con la luz se apreciarían todos sus colores y los demás se darían cuenta. Por lo que necesitaba un plan rápido para ocultar sus colores; decidió hacerlo con barro, y muy contento con el resultado, se dirigió hacia el estanque.
Todos se pusieron muy contentos de verle aparecer por allí. Al meterse en el estanque, el barro fue desapareciendo, dejando a la luz los verdaderos colores brillantes de Oxom. Se sorprendieron al ver toda la cantidad de colores que tenía, tan luminosos y divertidos.
- Pato del estanque: ¡Hala! ¡Mirad, es de colorines!
-Otro pato del estanque: Puaajajajaja ¡Es raaaaro! ¡Es raaaaaroo!
- ¡Dejádme en paz! -Contestó Oxom.
Oxom se avergonzó y huyó llorando. Pirlton no comprendía por qué lloraba y fue a buscarle.
- ¡Oxom! ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?, -le preguntó Pirlton.
- ¿No lo has visto? Todos se ríen de mi por ser diferente, soy un rarito…      ¡No volveré a salir de casa! -Replicó Oxom.
Pirlton, asombrado, animó a Oxom- ¿Diferente? Simplemente tienes distinto pelaje que nosotros… Vamos a hacer una cosa, ven mañana al estanque, prueba una vez más, por favor.
Cuando Oxom se lo explicó, Pirlton tuvo una idea magnífica: al día siguiente le darían una sorpresa en el estanque.
A la mañana siguiente, Pirlton fue a buscar a Oxom a su casa para llevarle al estanque. Al llegar, todos le estaban esperando, pero algo había cambiado respecto al día anterior: los habitantes del estanque llevaban puestos unos gorros de colores brillantes y luminosos, ¡ahora todos se parecían a Oxom!
- Pato: ¡Mira Oxom! Ahora todos somos iguales, no tienes de qué avergonzarte.
De esta manera, Oxom se empezó a sentir cómodo y uno más, e incluso, todos los del estanque le hicieron entender que sus colores no importaban, si no que lo que importaba era su interior”.
El siguiente sueño que tanto me persigue y que os quiero contar transcurre de esta manera:
“Corrían tiempos difíciles para mis habitantes, duros tiempos de trabajo y hambre atacaban a su población. La vida era difícil, pero no para los que trabajaban con constancia y esfuerzo. Había que olvidarse de los caprichos y centrarse en lo más importante, lo necesario para vivir.
Smart y kalira, eran dos hermanos afectados por esta triste situación, ambos habían trabajado muy duro y habían conseguido llenar su nevera de deliciosa mantequilla para pasar el duro invierno. La mantequilla, era un alimento muy preciado en aquella época, ya que, te aportaba toda la energía necesaria para pasar el día.
Kalira, la joven de tres ojos, era consciente de que había que tener cuidado y no comérselo todo de una sentada, pero Smart, el joven " macarrilla" de la familia... solía ser más impulsivo y avaricioso. Ambos se pasaron un día entero discutiendo acerca de como tenían que repartir la comida para pasar el invierno...
- ¡Diseñaré un plan de lo que comeremos cada día! –Dijo Kalira.
- ¡Tu no mandas! ¡Decidiré yo lo que tendremos que comer cada día! –respondió Smart.
- ¡Nunca has sido responsable y siempre haces las cosas sin cuidado! ¡ Me niego a que decidas tú! ¡Nos quedaremos sin comida en dos días! – Reprimió en tonos altos Kalira.
Debido a que no lograron ponerse de acuerdo, decidieron confiar el uno en el otro y que cada uno comiera lo que quisiese de la preciada mantequilla, con la condición de que aguantara todo el invierno.
Smart, quería demostrar a su hermano que podía ser igual de responsable que él y controlar perfectamente lo que debía comer cada día. Al mismo tiempo, Kalira, pensaba lo contrario, que su hermano no iba a controlar la comida y que se iba a  acabar antes de que el invierno llegara a su fin.
Pasaron los días y el invierno fue llegando, tras acabar los alimentos recogidos en los últimos días, la mantequilla comenzó a agotarse poco a poco y cuando quedaba una semana para que acabara el invierno, Smart fue a la nevera como todos los días y se encontró con que el plato de la mantequilla estaba vacío. Los pelos de la cresta se le pusieron de punta como nunca antes y en seguida, llamó a su hermana para ver qué había ocurrido:
- ¡Kalira! ¡Ven corre! Se ha acabado la mantequilla. -exclamó Smart.
- ¡Lo sabía! Estaba seguro que no ibas a tener cuidado e ibas a partir trozos demasiado grandes – dijo Kalira.
- ¿Yo? Pero si sólo he comido una porción al día…– contestó extrañado Smart.
- ¡Mentira! Seguro que como siempre te pudo la avaricia y cogiste un trozo muy grande –se defendió Kalira.
Los hermanos estuvieron discutiendo durante horas y se dieron cuenta tras hablar, que en este caso, el que había sido un avaricioso había sido Kalira, pues había desconfiado de su hermano y había cogido trozos muy grandes pensando que Smart acabaría con la mantequilla muy pronto.
Finalmente el invierno llegó y aunque los hermanos se habían quedado sin alimento, habían aprendido algo más importante, tenían que confiar el uno en el otro.
De esta manera, entre los dos decidieron sacar a su caballo del establo y emprender un viaje a través de los campos nevados hacia la casa de sus vecinos, Oxom y Pirlton; con la esperanza de que éstos les ofrecieran algo de comer.
Sus vecinos compartieron con ellos la comida que les quedaba y juntos lograron acabar el invierno, sanos y salvos”.
Habrá quien piense que soy un exagerado, que solo es un sueño. Seguro que sabrían qué hacer en mi lugar, no lo dudo.
¿Morirme ahí significaría morirme en realidad? Esto me inquietaba bastante, pero pensé en soñar otra cosa o dejar de soñar.

Los problemas de la vida soñada me preocupaban y no me dejaban en paz, pronto fui consciente de que los sueños, 
en este caso, son algo más que sueños.




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